Películas: Up

Up es muchas cosas. Muchas.

Todos tenemos sueños que deseamos realizar alguna vez en nuestra vida. Pero, la vida se nos escapa corriendo por nuestra piel, y llega un momento que la carrera se vuelve más intensa y deja marcas que a la gente le gusta llamar arrugas. Y el sueño sigue ahí, en nuestra cabeza, en nuestro corazón. Pero no forma parte de un recuerdo de nuestra vida.

Aún así, hay veces que se puede ser muy afortunado y, aunque ese sueño siga en nuestro interior, y solo ahí, conseguimos uno que sí vivimos y que tal vez valga por mil como ese: conseguimos ser felices, a pesar de las adversidades. Tal vez puede ser porque tenemos a la persona adecuada a nuestro lado.

De todas maneras, no hay que renunciar a los sueños, ni a las ganas de vivir, ni a ese espíritu de niño aunque el espejo te pida lo contrario. Se pueden tener ganas de vivir, se pueden vivir cosas que ni imaginabas, se puede volver a sonreír aunque se haya perdido lo que te hacía feliz, se pueden cumplir esos sueños si te lo propones. Si te lo propones y te atreves a cumplir las promesas que le hiciste a la gente que querías, con el corazón en la mano. O la mano en el corazón trazando una cruz sobre él.

Se puede vivir una aventura - a mí me encantan las aventuras, tengo debilidad por ellas - dignas del cuento más fascinante del mundo. Incluso puedes hacer volar tu casa con centenares de globos. Es mágico.

Puedes toparte con una persona inesperada, que tal vez necesite cariño y compañía como tú. Que, aunque para los demás parezca una tontería, puedes sentarte a comer helado con ella y contar los coches de colores que pasan y tenerlo como uno de los mejores ratos que puedes pasar. Cuando estás con las personas adecuadas, no es necesario inventarse mil maneras de pasar el rato para no caer en el aburrimiento.

Puedes ser como Carl Fredicksen, el protagonista de Up.

Ahora, comentaré la película con detalles del argumento, si alguien que no la ha visto lee esto, probablemente no quiera seguir leyendo.

***Spoilers***

Los primeros diez minutos son el mejor principio para una película que he visto. Es impresionante como Pixar consigue, una vez más, transmitir tantísimo sin palabras, solo con imágenes. Me hizo llorar, y mucho. Carl y Ellie forman una de mis parejas favoritas y una de las historias de amor más preciosas que conozco.
Me fascina, me enamora, la forma en la que se quieren, como construyen su hogar, como, aunque no puedan ir a las Cataratas Paraíso ni puedan tener hijos, son felices porque se tienen el uno al otro. Y hasta cuando leen, tienen que hacerlo al ladod el otro y cogiéndose de la mano.

Es terrible lo que sigue después, la soledad de Carl, que con una sola imagen (él bebiéndose el café en frente de la silla vacía con esa mirada tan triste) vuelven a sobrecoger. Incluso es peor cuando quieren llevarlo al asilo de ancianos. Y duele pensar la cantidad de veces que eso pasa en la realidad.

Me encanta como le coge cariño a Russell, y Russell se lo coge a él, y ambos necesitando a alguien así a su lado, consigan dejar de estar solos y estar felices. Sobretodo, me encanta por Carl, porque aunque Russell también lo necesite, a Carl solo le quedaba Ellie de la forma que le quedaba y Russell aún tiene mucha vida por delante.

Me encanta la imagen de la casa justo dónde Ellie la dibujó. Me encanta el momento en el que Carl ve todas las páginas del album de Ellie, en el que ella pone fotos de los dos dónde debería ir sus anotaciones de sus aventuras en las Cataratas Paraíso, y le da las gracias a Carl por la aventura que han vivido juntos. Volví a llorar, lo reconozco.

Me encanta la fuerza de Carl, cómo lucha por cumplir su sueño y cumplirlo por Ellie, por su promesa.

Me encanta que una película me haga sentir tantísimas cosas, y que, aunque tenga sus momentos de tristeza, me deje con la sensación de haber visto una de las historias más preciosas de todas las que me han contado.


PD: Hann, no se me olvida que te debo una entrada así de (500) Días Juntos : )