Seguramente, los que hayan visto la película, sabrán antes de mirar qué escena he escogido. No es que la película no tenga más de una gran escena. Las tiene, es una película bastante genial, y tiene sus grandes momentos. Pero quizá hay uno que se meta más en el recuerdo, que impacte más en el momento en el que la ves por primera vez. Sabes que, cuando acabes de ver la película, la buscarás para volverla a ver.
No es ningún spoiler, y no os voy a contar nada de la película, así que podéis verla sin miedo. Os lo recomiendo. Estoy segura que hasta los más tranquilos y pacíficos alguna vez se han sentido así. Alguna vez habéis salido fuera y habéis odiado absolutamente todo y a todos. Todos nos cabreamos alguna vez. O en momentos determinados, hay cosas que pueden llegar a encabronarnos mucho. Y, de vez en cuando, lo que más nos cabrea, lo que menos soportamos, es a nosotros mismos.
Os la dejo en inglés y en español. La dejaría solo en VOSE, pero no encontré subtítulos y por si alguien no controla mucho el inglés, pues la tiene en castellano también. Disfrutad de este poco típico retrato de Nueva York, lejos de la imagen idílica que nos llega desde el cine. Aunque eso no significa que vayamos a dejar de amarla.
No puedo acabar la entrada sin decir nada de Edward Norton. Es muy grande. ¿Os acordáis de esa época en la que se puso de moda y nos dejó enormes actuaciones (como esta) en buenas películas? Ojalá le vuelvan a caer papeles así.
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